La fiscal Andrea Gómez consideró por terminada la investigación y solicitó a la Justicia de Garantías que eleve a juicio la causa contra Lucas Pelegrino por el homicidio de Antonio Szapiel, ocurrido el pasado 15 de abril.
La fiscal Andrea Gómez solicitó a la Justicia de Garantías elevar a juicio la causa contra el joven de 22 años que en abril de este año robó un auto y, alcoholizado y drogado, condujo en contra mano por el centro y más de 100 kilómetros por hora chocó a un taxi y mató a su conductor.
Lucas Pelegrino se encuentra detenido en la Unidad Penal 44 de Batán desde el 15 de abril por la muerte del taxista Antonio Szapiel (68). El joven está imputado por “homicidio simple con dolo eventual”, “hurto agravado por escalamiento” y “daños”.
La fiscal Andrea Gómez dio por terminada la instrucción y consideró que hay pruebas suficiente para juzgar a Pelegrino en un juicio oral y público, que, por los delitos que se le imputan, podría ser con jurados populares o con el sistema de tres jueces.
Para la fiscal, apoyada en las pruebas recolectadas durante la investigación, no hay dudas de la participación de Pelegrino en los hechos. La fiscal no tiene dudas de que Pelegrino robó un auto, lo condujo bajo los efectos de drogas y alcohol a gran velocidad para escapar de la policía y luego, en Buenos Aires y Falucho, embistió al taxi que manejaba Szapiel y lo mató.
El pedido de elevación a juicio de la fiscal Gómez fue traslado a la defensa, para que lo analice y realice las apelaciones o presentación que considere pertinentes antes de que la Justicia de Garantías defina si Pelegrino va a juicio oral o no.
10 minutos fatales
El domingo 15 de abril, a las 5.06 de la madrugada, Agustín Daniel Pelegrino robó un Toyota Corolla que estaba dentro de un garaje de una vivienda en San Martín al 4400.
Según los registros de las cámaras de seguridad, a las 5.10 el Toyota Corolla manejado por Pelegrino estaba en Luro y Dorrego y desde allí condujo hasta la calle España, donde dobló hasta tomar San Martín.
Desde San Martín, Pelegrino fue hasta La Rioja, allí dobló y luego tomó en contramano la Diagonal Pueyrredon, y al advertir la presencia de personal policial, emprendió la huida, colisionando en su parte delantera a un taxi Fiat Siena que estaba estacionado.
Pelegrino condujo hasta Rivadavia y también dobló en contramano en dirección a la costa, hasta Santiago del Estero, donde también dobló en contramano hasta la avenida Luro, mientras seguía siendo perseguido por la policía.
Una vez en la avenida Luro, Pelegrino pisó el acelerador a fondo del Toyota Corolla y, a gran velocidad fue hasta Buenos Aires, dobló a la derecha y siguió acelerando el vehículo para intentar escapar del patrullero.
Pelegrino perdió el control del vehículo que había robado al llegar Falucho y chocó contra un taxi Renault Logan, golpeándolo en el lateral trasero derecho con tanta fuerza que provocó que el taxista, Antonio Szapiel, saliera despedido del vehículo y muriera prácticamente en el acto.
El choque fue registrado por las cámaras de seguridad a las 5.16. Para el fiscal, todo el recorrido que hizo Pelegrino al volante fue con el “propósito de huir, desinteresándose por la vida y salud de persona alguna”.
Los conductores de otros vehículos que presenciaron el accidente frenaron para asistir al taxista, también algunos transeúntes que pasaban por la zona. Esta situación fue aprovechada por Pelegrino, que intentó escapar de la escena a pie, pero finalmente fue detenido por la policía a las pocas cuadras, en Falucho y Arenales.
Pericias, testimonios y filmaciones
Para la fiscal Gómez no hay dudas de la culpabilidad de Pelegrino en los hechos investigados ya que considera tener las pruebas suficientes que demuestran que fue él quien robó el Toyota Corolla, lo condujo a gran velocidad, chocó autos estacionados y luego colisionó contra el taxi que manejaba Szapiel y lo mató.
El dueño del Toyota Corolla explicó que la única manera en que Pelegrino pudo haber robado el vehículo fue escalando la pared de un vecino para luego ingresar a su propiedad, abrir el garaje y subirse al auto, que tenía la llave colocada, arrancarlo e irse.
De todo este accionar hay filmaciones, que dan cuenta de este testimonio y registraron el momento preciso en que el imputado accedió al sitio donde se encontraba el rodado, lo merodea, para posteriormente abrir el portón y darse a la fuga.
Las filmaciones del Centro de Monitoreo fueron prueba fundamental en la investigación. Prácticamente todo el recorrido de Pelegrino quedó registrado, entre las 5.06 y las 5.16, y en ningún momento se apreció algún tipo de cambio de conductor o la participación de una segunda persona.
“Fue una carrera despiadada y frenética”, explican los investigadores en la causa.
Además, quedó demostrado que Pelegrino manejaba bajo los efectos del alcohol y las drogas.
El análisis de sangre que realizaron arrojó que Pelegrino condujo el auto con 1.50 gramos de alcohol por litro de muestra anaizada. La muestra de orina determinó que el joven había consumido cocaína y marihuana.
En cuanto al exceso de velocidad, Las pericias planimétricas de levantamiento de Evidencias Físicas, así como las observaciones sobre los vehículos involucrados y las pericias mecánicas/ accidentológicas marcan que, cuando Pelegrino chocó al taxi manejado de Szapiel, iba a una velocidad superior a las 100 kilómetros por hora.
Dolo eventual
Si bien la causa la había iniciado el titular del a fiscalía de Delitos Culposos, Pablo Cistoldi, al poco tiempo se la cedió a la fiscal Andrea Gómez por entender que los hechos, que terminaron en la muerte de Antonio Szapiel, exceden a un caso de homicidio culposo, ya que consideró que Pelegrino actuó con dolo, es decir, que decididamente realizó una serie de actos que llevaron al fallecimiento del taxista.
En esta misma línea el Tribunal de Casación Penal ha sostenido que “…quien coloca no una, ni dos ni tres sino todas las variables de riesgo para terceros en una acción, calcula la eventualidad de esta manera: como una apuesta de alto riesgo. El dolo en su modalidad eventual no se excluye simplemente con la esperanza de que no se producirá el resultado o porque éste no hay sido deseado por el autor. Reparese que el imputado , al tiempo de tomar conocimiento sobre el peligro concreto que generó, continuó con su conducta que había emprendido”.
“Pelegrino sabía lo que iba a pasar, sin perjuicio de ello no hizo nada para evitarlo, la multiplicidad de acciones indebidas realizadas por el encausado me genera la convicción que el imputado sabia a ciencia cierta que algo tan grave podía suceder y se desinteresó por el resultado. A punto tal, que huyó de la escena del crimen y fue aprehendido a unas cuadras por personal policial”, consideró la fiscal Gómez.